Si personificáramos el espíritu de nuestro tiempo,
sería una persona con manos, piernas y cerebro hipertrofiados,
y con un corazón pequeño y endeble.
No es extraño que aunque comamos, sigamos hambrientos;
que aunque tengamos más cosas, nos sintamos vacíos;
y que aunque hagamos todo más rápido, no tengamos tiempo para nada.
– Ragunath Padmanabhan.